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RECUERDOS DE LA VIDA/RICORDI DELLA VITA

SUPER FRANCISQUITO

SUPER FRANCISQUITO

En mi barrio habia muchisimos niños, casi todos iban a la escuela, otros, los mas desafortunados, ademas de ir a la escuela, por las tardes salian a pedir.

Nosotros los llamabamos “pichicomes” .

Los “pichis” vivían en casitas de cartón o de lata, tenían muchos perros, y recorrían las casas pidiendo pan o algo para comer.

Algunos eran amigos nuestros, jugabamos a la pelota o a la escondida, otros, victimas de burlas y bromas por parte de casi todos los niños, nos odiaban.

Una tarde, estabamos jugando a la pelota en la plaza, cuando vimos llegar un grupito de “pichis” a pedir por la hilera de casa.

Atraidos por el limonero que Violeta tenía en su jardín, comenzaron a llevarse los limones maduros que la vecina habia hecho crecer con tanto cuidado.

Apoyando la pelota sobre el banco de la plaza, en dos o tres nos acercamos a estos niños para decirles que eso que estaban haciendo no era justo, que los limones no les pertenecían.

Acostumbrados a pelear, los tres niños que tenían nuestra edad, comenzar a tirarnos puños y patadas como respuesta a nuestra acusa.

Nos defendimos como pudimos, pero la experiencia de aquellos niños de la calle era superior y en dos movimientos nos encontramos tirados en el piso, pisados y maltratados.

Aquellos niños crecidos en la miseria de un cantegril, no sabían poner fin a una pelea, para ellos, habia que seguir peleando hasta que fuera necesario, a pesar de que el adversario estuviera tirado en el piso llorisqueando por el miedo.

Cuando con un palo estaban por castigarme, una sombra inmensa los hizo reaccionar. Por las escaleras de cemento que conducían a la otra hilera de casas, venía bajando Francisquito, mi hermano más grande, al verlo, los “pichis” no pudieron hacer otra cosa que dejarnos en paz y comenzar a correr, porqué mi hermano era grande y mayor que todos nosotros, decidido y muy fuerte.

Fue inolvidable ese momento, ver correr los pichis a toda velocidad perseguidos por Francisco que los insultaba y les gritaba metiendolos aún más miedo del que tenía, con todos nosotros corriendo atrás y gritando al mismo tiempo...

Desde ese día, aquellos niños tan antipaticos y dificiles, no volvieron a robar los limones, se volvieron nuestros amigos y compartimos tardes enteras de partidos de fútbol en la placita del barrio, todo gracias a Francisco mi hermano super heroe.

Fernando.

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