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RECUERDOS DE LA VIDA/RICORDI DELLA VITA

MIS HERMANOS

MIS HERMANOS

Francisco y Teresa se casaron alrededor de los 20 años de edad el 18 de noviembre de 1954 y a los 9 meses nací yo , el 13 de agosto de 1955, prematura de 8 meses pesando 2 kilos y poquito.

A los 22 meses nació Francisco Javier (Junior) por lo que no recuerdo mi vida sin él. Fuimos compinches contra los enemigos, cómplices en las travesuras, enemigos férreos en las disputas, compañeros de tardes de soledad.

Cuando tenía 10 años una noche de tormenta, nos depertaron, nos subieron a la Commer y nos llevaron a lo de tía Angela, ella estaba con nuestro primo José ya que Giordano su esposo estaba en Marindia. La tormenta fue tan fuerte que la tía tuvo que dormir en el piso ya que ninguno de los 3 niños quiso dormir en el colchón así que nos quedamos en la cama matrimonial de Angela.

Fue todo una alegría, la tormenta arreciaba en el tercer piso del edificio de la calle Pestalozzi, nosotros nos divertíamos, hasta muy tarde en la noche, ya casi madrugando, la tía se reía, ella siempre se reía y mis padres se habían ido al Hospital Británico. A la otra mañana llegó la noticia, nació Fernando. Para mí ese niño representó ya no más soledad , mamá se quedó en casa a cuidarnos. Jugábamos con el ya que era nuestro muñeco viviente, el se adaptó y nos seguía a todas partes.

Pasaron los años y en 1971 el primer día de clases, mamá no estaba, papá me había avisado de madrugada que se iban al Sanatorio de Asignaciones. Me levanté y llamé a mis hermanos, desayunamos. Como yo iba lejos, a Colón, Junior quedó encargado de llevar a Fernando a la escuela. A la vuelta me encuentro una revolución, casi al mediodía había nacido Alejandro y Carmen nuestra prima estaba en la peluquería con Fernando. ¿Qué había pasado?. El menor tenía un hermoso cerquillo que le llegaba hasta los ojos, como le molestaba el mayor entendió que se lo podía cortar un poco y mejorar la visión del pequeño, pero las manos poco hábiles para el menester de la tijera no dejaban pareja la altura, así que en los arreglos, un poco de acá otro de allá lo dejo sin cerquillo. Como consecuencia Fernando fue a ver a mamá y a conocer a Alejandro con un gorro de lana tapando el desastre, nuestra madre casi se infarta cuando lo vio.

Dos años después una fría tarde de junio, nuestros padres no volvían de la consulta médica, habían ido al control ginecológico pues mamá estaba embarazada de 8 meses. Se hizo la tardecita y nosotros sin noticia, cociné para la cena, hice tortilla de papas, yo tenía casi 18 años, Alejandro se nos trepaba en la mesa, Fernando y Francisco jugaban a la guerra, en el apartamento de 1 dormitorio de la calle Quicuyo. Mis nervios estaban de punta.

Cansados de esperar y ansiosos por novedades nos quedamos dormidos en la cama de mamá y papá.

Cuando llegó nuestro padre muy tarde  a la noche nos despertó a los más grandes y nos contó que había nacido Patricia. Mi comentario fue ¡Al fin una niña!.

Mis hermanos son un tesoro, cada uno a su manera, me fortalecieron como persona, me enseñaron cosas de la vida, me auxiliaron cuando fue necesario y por eso hoy y en estas pocas líneas los recuerdo con todo mi cariño. ¡Los quiero Manzoni!

 

María Teresa (Tití)

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