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RECUERDOS DE LA VIDA/RICORDI DELLA VITA

LA TIA PAULA

LA TIA PAULA

Allá por la calle Castro, en un pequeño apartamento rodeado de grandes magnolias en flor, vivía la Tía Paula.

Nunca supe bien quien era, solo sé que me gustaba muchisimo ir a verla, me divertía corriendo por los jardines en flor y mirando las estrellas de mar que ella conservaba en una caja sobre el mueble de la cocina.

Hamacandose en su mecedora de mimbre, nos recibía con una sonrisa brillante, y a pesar de su peso, se levantaba para saludarnos cada vez que la ibamos a visitar.

“Un tecito calentito ?” nos ofrecía, mientras buscaba entre cajas de galletitas y paquetes de fideos, el paquete de azúcar para endulzar la bebida.

Mi madre hablaba un buen rato con ella, mientras yo me divertía contando las magnolias en los grandes arboles del camino de tierra, corriendo hasta la calle y volviendo para atrás caminando por el cordón de cemento.

Antes de irnos, la Tía me llamaba y abriendo con delicadeza la caja de estrellas de mar me decía: “elejite una”, con los ojos brillosos de emoción, mis pequeñas manos revolvian entre los cientos de estrellas marinas y finalmente una de ellas quedaba atrapada entre mis dedos.

Nos despediamos con un beso y una frase: “vuelvan otra vez, los espero”. “Claro que volveremos” repetiamos nostros mientras cerrabamos el portoncito de fierro ferrugiento.

Una tarde, manteniendo la promesa, volvimos a la casa de la Tía Paola, pero extrañamente encontramos todo cerrado...la Tía se había ido, esta vez para siempre, pero en el umbral de la puerta, apoyada con delicadeza, había dejado la caja de zapatos llena de estrellas de mar...

Fernando.

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