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RECUERDOS DE LA VIDA/RICORDI DELLA VITA

EL DENTISTA

EL DENTISTA

Mientras los dedos gigantes del dentista se introducian en mi pequeña boca y yo cerraba los ojos tratando de pensar en algo menos doloroso que aquel trapano que quemaba la carne de mis encias y no se paraba hasta que no llegaba al maximo de la maldad o sea, tocar el nervio de la muela en cuestión, la idea de que en pocos minutos estaría saludando y cerrando la maldita puerta del estudio me hacia pasar en cierta manera el dolor.

 

Cuando finalmente el dentista se lavaba las manos, y agarraba la lapicera bic para apuntar en su agenda la próxima visita, un suspiro se escapaba de mi boca y una sonrisa con olor a pasta de dentista salía al exterior como una brisa que te rinfresca en una torrida noche de verano.

 

Sin pensarlo dos veces, saliamos del estudio de Ariel y Sayago, para volvernos despacito a casa, en aquellas tardes de invierno montevideano, que tienen ese no se qué......hojas de plátanos que cubren las veredas, ómnibus con luces mortecinas llenos de personas que pasan haciendo ruido por la calle llena de baches, los viejos vecinos que pasando te saludaban y nos parabamos a conversar del tiempo y del frío.

 

Caminando despacito por esas veredas de baldosas amarillas, saltando de agujero en agujero, pateando alguna piedrita, llegabamos puntualmente al negocio pegadito al cine Sayago: “el palacio del café”, era hermoso y entusiasmante mirar la vidriera donde se exhibian con orgullo viejas maquinas de hacer café junto a confecciones de chocolatines descoloridas por los rayos de sol, eran solo dos minutos, mi madre y yo viajabamos en el tiempo mirando aquel escaparate adornado en manera sencilla, volviamos en si cuando la campanita pegada a la puerta de ingreso nos devolvía la razón y el aroma del café lo inundaba todo, como queriandonos invitar a entrar, a descubrir esos olores que se confundían uno con el otro en el minusculo negocio.

 

Café arabe, europeo, expreso, para maquina, para cafetera, habia de todo en aquel palacio del café, la señora atrás del mostrador mostraba una sonrisa postiza que traslucía simpatía y sinceridad al mismo tiempo, desde abajo mirabo mi madre, correctamente peinada con su sobretodo marrón que tocandose los labios decidía que café comprar.

 

“Deme medio quilo de aquel de allá atrás” y el magico ritual de la preparación del café se activaba en un segundo, desencadenado por alguna frase mágica escondida, los granos entraban en la maquina de moler y el aroma del café lo volvía todo más hermoso, un paquetito que cabía en una mano pero que significaba mucho, allí estaba escondido el magico mundo del palacio del café, ese de la calle Ariel pegadito al cine Sayago.

 

Volvíamos a casa caminando por Garzón, contabamos los taxis y los ómnibus que pasaban, en la esquina nos parabamos a mirar los titulares de los diarios y si coincidía con la salida, comprabamos Charoná, hablabamos de Delmira Agustini, de lo rápido que iban los autos por Garzón y de lo lindo que era volver a casa con aquel paquetito, que nos alegraría las mañanas con riquisimos y cargados café con leche en la taza grande, humeante y con intenso aroma de café......

 

fernando

EL OLOR DEL CAFE'

EL OLOR DEL CAFE'

Despues de una jornada pasada entre blancas arenas y olas espumosas, invitados por el fresco que nos regalaba la sombra de los pinos, esperabamos la puesta del sol sentados en los perezosos viejos como la casa, que conservaban la forma del cuerpo del ultimo que los habia usado.
El fresco de la tardecita lo invadía todo, solo la piel conservaba el calor del sol que habia tomado por toda la tarde, los ojos se iban cerrando de a poquito a medida que el silencio inundaba ese momento magico.
Cada tanto, algún vecino pasaba arrastrando los pies por la calle de pedregullo y arena, obligandonos a abrir momentaneamente los parpados para volver a cerrarlos casi inmediatamente, mientras tanto, el sol dejaba  filtrar sus ultimos rayos sobre los ladrillos de la pared y una brisa marina nos hacia sentir comodos y seguros.
Despues de un buen rato, en aquella atmosfera magica y sorprendente, desde el comedor llegaba un aroma que nos abria irremediablemnte el apetito, mamá hacía girar la cuchara en la taza sin mango y con el borde cascado, haciendo escapar el olor del café instantaneo con leche.
Como impulsados por un resorte imaginario, los tres hermanos nos levantabamos al mismo tiempo y corriamos hacia la casa, para sentarnos en el banco de madera que estaba pegadito a la pared, teniendo mucho cuidado de no agujerearnos la cabeza con el maldito borde de la ventana de hierro.
Las tazas humeantes nos esperaban ya revueltas, el marrón del café mezclado con la espumita de la leche continuaban a girar en sentido horario creando un remolino que exaltaba nuestros sentidos, especialmente la vista y el olfato. El dulce de membrillo y las galletas malteadas de la Villa Argentina, aquellas ojaldradas que se desacian con apenas mirarlas, contribuian a sacarnos el hambre en aquella tarde venariega, una tras otra nuestras manos se metían en la bolsa de nylon y el mas afortunado se quedaba con el fondo, lleno de migas y pedacitos de galleta que terminaban en la taza ensopados de leche y pescados con la cuchara, asi como hacía papá cuando tomaba el desayuno.
Con el olor del café con leche aún en nuestras narices, volviamos a sentarnos en los sillones antes de que se hiciera la noche preparandonos para la hondada de mosquitos y el espectaculo de los satelites y estrellas fugaces.
Fernando.

DOÑA CATA

DOÑA CATA

Catalina nació en Argentina,cuando vino Ambrosio de Italia
visito a su tía Isabel en Bs. Aires ,conoció a Catalina y en la
tercera visita se casaron,la trajo con el a Montevideo que ella no
conocía y a ninguna persona mas.-Su vida fue buena ,hacia
viajes frecuentes a Buenos Aires y 1 a Italia con Ambrosio.-
La recordamos sentadita en la puerta con su perrita al lado
sus largas polleras tejidas y sus madejas de lana con las
cuales nos tejio algo a todos,en verano iba todos los días a la playa
en la bañadera que salía de la puerta de su casa,Era muy servicial
en la Iglesia del Cerrito,fue catequista,visitaba enfermos,repartía
hojitas por las casas,en misa pasaba la canasta por los bancos
si recogía poco dinero ella le agregaba algo más.-
Cuando nos reunía cocinaba polenta con polo,risotto,codegines
que le mandaban de Italia y hacía berejenas a la vinagreta que
eran muy ricas,despues del almuerzo,salíamos al jardín mientras
tejía nos conversaba nos contaba de su mama y hermanos.-
Le gustaba la Opera cuando venian  a actuar iba con sus amigas,
la quiniela era su deporte no se perdía un sorteo y los registraba.
Salia con su perrita la paseaba y al llegar nosotros le decía
llegaron los tíos saludalos y la perrita movia la cola.-
Teresa

DON AMBROSIO Y EL ALAMBRE

DON AMBROSIO Y EL ALAMBRE

Ambrosio era muy práctico,decidido y responsable
luego de unas selecciones nacionales quedó un alambre
cruzando la calle,el cual había sostenido el cartel de algun candidato.-
Salió Ambrosio de su casa con el Negro su yerno y le dijo parate en
Propios y Congo,cuando veas que se acerca alguien me pegas el grito.
La  escalera ya estaba apoyada en la columna,raudo sube Ambrosio con
su pinza en la mano y pega el corte.-En ese instante pasa un ciclista al cual
se le enganchó en el cuello el alambre y rodo por la calzada el y su biciicleta,
corrió el yerno de Ambrosio al cual no le dio tiempo a gritar,y ahi con los siguientes pasos
Ambrosio termino en la Sec.12.-Cuando su hijo Francisco fue a ver que pasaba
su padre lo vio y salio a recibirlo,el Asistente Policial lo paró y le dijo1Usted está detenido
(Procesado 1040)   Con su blanca cabeza y su cara roja no entendía lo que pasaba
Le explicaron y ademas le sugirieron que si le daba unos pesos al ciclista no pasaria nada
Eso hizo,Pero el perjudicado siguio varios meses pidiendo dinero.-
Teresa

EL TABLADO DE MI BARRIO

EL TABLADO DE MI BARRIO

Yo soy de Sayago. Barrio futbolero y carnavalero. Viví 26 años en la esquina cooperativa del viejo Sayago, la de Ariel y Garzón. Esa en la que casi se cruzan dos vías. Y de la que tengo los mejores recuerdos.

Soy de ir a la cancha a ver a Racing y al tablado a ver a Contrafarsa. ¿Cómo no ir? Casi nacimos juntos y seguro seguro, crecimos juntos. Yo tengo que agradecerle mi amor al carnaval a dos personas muy importantes en mi vida: la tía Olga y mi hermano Fernando.

De la tía tengo la herencia de ir al tablado, ya que a mi mamá le daba frío, la tía era quien nos llevaba. De mi hermano el gusto por las murgas, las noches de candombailes y de jornadas solidarias en plena dictadura.

Cuando yo era chica había un tablado en el barrio. Ahí todo es cerca, la escuela, el liceo, la iglesia y hasta el tablado. Así aprendí a ir caminando, buscando alguien con quien ir y venir. Porque seguro que en el tablado alguien había.

Ahora hace algunos años que no se hace más el tablado. Todo cambia, yo vivo en el centro y tengo que caminar un poco más para ir. La Contra no sale desde hace un par de años. Pero no importa, las cuadras de agradable charla y mate con mi esposo, me retrotaen a aquellos años, aquellas personas y aquellos recuerdos.

Patricia

LA COMMER y EL BRANDI

LA COMMER y EL BRANDI

Yo soy la más chica de 5 hermanos. El hermano con el que me llevo menos años es Alejandro, del que me separan 2 años y algo. Cuando éramos chicos el jugaba al Baby fútbol en el cuadro del barrio que es el Brandi. Mi papá llevaba a ese cuadro de pequeños en la Commer cuando el partido era en otra cancha. Y mis recuerdos tienen que ver con una camioneta grande y celeste, con el alboroto de muchos niños, con un poncho que me abrigaba y la cara de mi papá mirando para atrás y asegurándose de que no faltara nadie.

Patricia